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Como dicen en las lonjas de pescado durante las subastas, no se puede quedar uno con todo, con la caja, con la anguila y con el tres por ciento de rebaja.

Ese es uno de los problemas que surgen cuando haces una ruta de enoturismo por la ribera del Duero con Terranatur. Todos queremos más, no dejar nada sin hacer, pero no cambiar de actividad nunca, difícil situación.

El pasado 27 de Junio, Terranatur organizó para el club Kobe, una ruta Enoturística por el corazón de la Ribera del Duero. Pocos coches, porque entre el tiempo atmosférico que amenaza tormentas y mas tormentas, el tiempo de vacaciones con mucha gente ya en sus lugares de descanso, y la crisis, al final fueron solo un total de 4 coches los que disfrutaron del evento.

A las 10 de la mañana en Aldeayuso, se puso en marcha la ruta, divididos en grupos, fueron recorriendo el páramo, hasta le Ermita del Cristo del Cabañón, en Quintanilla de Arriba, un lugar diferente y único en su género que sirve para un breve descanso antes de continuar rutometro y llegar hasta Bodegas Arzuaga. Durante este tramo aprendimos a distinguir las variedades de cereal, el tipo de vegetación y otras curiosidades biológicas de la mano de nuestro biólogo Jaime Roset.

Arzuaga es una de las bodegas con mejor servicio de atención turística. Ana y Patricia nos atienden con una entrega total y comenzamos la asombrosa visita a la finca cinegética, “La Planta”, donde bajamos de los coches, escuchamos la interesantísima explicación de Patricia y penetramos andando en el recinto de los Jabalíes, con la posibilidad de casi hasta tocarlos, sin olvidar nunca que son animales silvestres y que hay que tener precaución en su trato.

Proseguimos a la zona de los ciervos, donde también pudimos pasear, literalmente, entre los cérvidos, que allí pastaban, algunos con astas muy potentes y que apenas mostraban atención a nuestro paso. Una experiencia que para los que la hacían por primera vez, les dejó un recuerdo imborrable.

Una encina con más de mil años, ejemplar catalogado como lo que es, un árbol absolutamente especial e irrepetible, que ha soportado incluso la caída de un rayo. Su descomunal tamaño, hace honor a sus años y el tradicional abrazo a su tronco que promete energía positiva pone el punto y final a la visita a la finca.

Visitamos su espectacular bodega, donde nos explican con mucho entusiasmo el proceso de elaboración de sus vinos. Las diferentes clases de barricas, su sala de almacenamiento, el dormitorio de botellas, el cementerio de los vinos, algo digno de ver. Una pequeña cata de algunos de sus espectaculares vinos es el aviso de que la comida espera, junto al Monasterio de San Bernardo, en Valbuena de Duero.

Allí nos plantamos en una comida muy original en unas mesas junto a la orilla del rio Duero, dimos cuenta de una hermosa Paella, ensaladas, postre, todo regado con un buen vino de ribera. El calor apretaba y una tormenta nos indicó que la sobremesa estaba acabada.

Por la tarde visitamos una bodega mucho más pequeña y que esta elaborando un vino “de autor” muy especial en la misma zona Bodegas Pagos de Mogar, en Valbuena de Duero. Su gerente Soledad García logró transmitirnos su pasión por el vino y su mundo. Tipos de viñas, tipos de suelos, tipos de aguas, tipos de vendimias, todo ello aderezado por una novedosa ruta todo terreno visitando varios viñedos en diferentes tipos de tierra y emplazamientos. Dirigida por las emisoras por tan egregia guía que hizo totalmente las delicias de los asistentes.

Una nueva cata de estos personalísimos caldos, en una sala repleta de trofeos y premios a pesar de la supuesta juventud de su bodega, hizo de punto y final a un maravilloso día lleno de experiencias y dominado por una soleada y veraniega mañana y una tarde con tremendas tormentas que dieron salsa a las rutas y los caminos. La noche se nos venía encima y a pesar de que aún quedaba rutometro por completar, los participantes se retiraron por carretera para no llegar de madrugada a sus lugares de origen, dejando en pendientes esta última parte de la ruta.

Como resumen podemos decir que disfrutamos de nuevos amigos y un día de completas sorpresas, descubriendo en los todo terreno, lugares increíbles, paisajes de un verde intenso a pesar de la época del año, y gente realmente solidaria y maravillosa a los que desde ahora contaremos entre los amigos.  Pero en un día nos faltan horas para hacer todo lo que queremos.

Así que debemos quedar para disfrutar del resto.

Fernando Alfageme, Kifaru
Terranatur