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El pasado 15 de Enero, tuvimos en Segurilla, el primer curso del año.
Con calculada precisión los alumnos venidos de todas partes de España, iban llegando a la clase teórica donde unas nociones generales, daban paso casi sin solución de continuidad al circuito y la parte práctica que es lo que les gusta a los alumnos.
Cuando comienza un curso y por mucha experiencia que tengan los profesores, nunca sabes cómo va a salir depende de mil factores, de la climatología, de los vehículos, del estado del circuito y sobre todo de los alumnos, su motivación y su actitud ante el curso. Un alumno con ganas de aprender es un libro por escribir, hay que escoger bien las palabras.
Nosotros tuvimos suerte, en todo. El estado del circuito tras varios días de lluvias era el esperado barro y mas barro que hacía difícil algunas maniobras y divertidas todas las transiciones. Los vehículos de todo tipo y preparación, desde el impresionante Toyota LJ con todo lo que podía llevar el coche incluidos bloqueos y winch, hasta el nuevísimo Audi Q5 que daba gloria verlo al entrar, pasando por suzukis, toyotas modernos y un maravilloso abuelo de más de 20 años, un Santana 88 Especial. Incluso la climatología nos dio un respiro y dejo que el sol calentase a su manera el día.
Todos hemos tenido una primera vez en estas cosas, así que describir las caras y las emociones cuando se hacen rampas de subida o de bajada, puentes, vadeos, rocas, dummies, y barrizales inmensos , solo nos retraería a esos maravillosos días.
El curso es absolutamente intensivo y apenas hay tiempo de descanso, los copilotos participan plenamente, sintiéndose parte del curso.
Ahora se agolpan las anécdotas, como las atrancadas, casi obligatorias en un curso con barro, resueltas al principio a la ordenes del profesor y más tarde ya directamente de manera autónoma, esto si controlados por el docente, en los puentes de troncos, en los vadeos, en los barrizales.
Bajadas espeluznantes donde a pesar de lo aprendido el pie se te va al freno de manera involuntaria, atrancadas en la zona de rocas con las cuatro ruedas en el aire y los diferenciales bien apoyados, vadeos que no eran lo que parecían y otros que si eran lo que parecían.
Al final el tiempo juez inexorable hace que el día finalice, y nos quedemos con ganas de mas, de mucho mas. Eso es bueno.
El domingo una ruta por toda la sierra ponía en práctica lo aprendido en el curso, incluido la sección de rescates. 
Acompañados de nuevo por el buen tiempo se convirtió en el remate perfecto a un gran fin de semana que todos alumnos y staff prometieron repetir.
Ahora nos quedan un buen puñado de fotos, un montón de recuerdos, una cabeza llena de conocimientos recién adquiridos y que hay que asimilar, y lo mejor nuevos amigos con los que compartir rutas en el futuro.
Kifaru